Al fin un poco de ejercicio... [Libre]

Estaba desparramado en mi sofá, con la mirada fija en el techo, contando la cantidad de grietas que allí se dibujaban. Gruñí por lo bajo, el aburrimiento hacía estragos. Necesitaría urgentemente un reproductor de música, o una armónica, no soy exigente, con algo que haga ruido me conformo. Busqué a tiendas mi celular, aún faltaba para mi turno en la tienda. Salir a caminar no me haría mal. Acomodé mi camisa, y arrogué el abrigo sobre una silla, hoy era un día soleado y caluroso para estar en pleno invierno.
Me dejé caer en el respaldo de una banca en el parque, aún era temprano y los deportistas dominaban el sector. Acomodé un cigarro entre mis labios, se me apetecía fumar, mientras buscaba el encendedor. Palmeé todos mis bolsillos y nada.
-Oh mierda, lo deje en el abrigo- balbuceé con el cigarro aún en la boca.

Levanté la vista de un golpe. Al frente mío divise la silueta de una chica que por los movimientos de sus hombros le faltaba aire, los escasos rayos de sol nublaban mi visión, haciendome imposible el verle su rostro. Coloqué una mano sobre mis ojos para aminorar la luz. Se me desencajó la mandibula, entrecerré los ojos para asegurarme que veía a quién creía.
-¿Rose?- Pregunté, reconociendola. Poco a poco se dibujaba una sonrisa idiota en mi rostro- ¡ROSE!- Salté de la banca.

Me balanceé de mi lugar por el impacto de Rose. El trabajo, la poca comunicación y los turnos, nos quitaron los buenos momentos que solíamos compartir. La rodeé, devolviéndole el abrazo, y colocando una serie de pequeños besos en el tope de su cabeza.
Reí por lo bajo, a causa de su comentario.
-Rose, cariño, me encanta tu sudor-Susurré en su oído, en un tono cargado de diversión.

Me separé de Rose para volver a sentarme en la banca. Sonreía despreocupado, era increíble ver a una cara conocida, y más aún si era Rose. Palmeé un lugar a mi costado indicándole que me hiciera compañía.
-Creí que te alegraría verme-Dije con un falso tono triste, cuando me pregunto que hacía por acá-No tengo televisor-Me encogí de hombros- y las hermosas deportistas me dan una excelente fuente de diversión- Finalicé guiñándole.

Pasé un brazo sobre sus hombros luego de que me diera un beso en la mejilla, acercandola a mí. Con Rose siempre ha sido así, sencillo, espontáneo, y sensacional.
Rasqué mi nuca pensativo- Si bien es una idea tentadora- Comencé respecto al tema de visitar su casa- prefiero el Parque. Tú sabes, cosas geniales pasan a estas horas, de hecho hoy es el primer día que vengo y una hermosa corredora beso mi mejilla. ¡Imagina lo que puede suceder mañana!- Terminé divertido.

Fruncí los labios para evitar que una carcajada se fugara. Dos podían jugar a lo mismo-¿La Reina?- Me hice el desentendido- No lo creo, Isabel ya no es la misma desde nuestro último encuentro- Suspiré trágicamente. No pude retenerlo más y estallé en carcajadas. Éramos un par de almas simples e infantiles disfrutando del momento. Cuando las carcajadas disminuyeron me quedé mirándola, disfrutando de lo feliz que se veía.
-Te extrañe más de lo que creía.

Así será- Sonreí mientras le daba un ligero apretón en uno de sus hombros. No tenía planeado abandonar NY en un largo tiempo, además que éste era el unico lugar es este país donde poseía algo parecido a un hogar.
-Pero tú estabas corriendo pequeña- Recordé. No quería ser un estorbo para que realizé su rutina o lo que sea que Rose estuviera haciendo. Tomé su mano ayudandola a levantarse de la banca- Vamos, un paseo no nos hará mal- Ya empezaba a sentir mis piernas agarrotadas por la falta de movimiento, digamos que soy un poco hiperactivo para estar quieto en el mismo lugar.