*Camina*-Hola...te acuerdas de mí?

¿Sabes qué? No sé si te has dado cuenta pero soy una persona suficientemente ocupada como para que no me importe si ellos están apurados por la respuesta de su demo...¡no me importa que tan grande sea su influencia! ¡no sirven! ¿Qué? no lo sé...diles lo que se te ocurra...adi...¿Ahora qué?...está bien...no, no hay problema, de todas formas estoy cerca, iré para allá y veré quien diablos es.

Secretaria incompetente...

Steve estaba lo suficientemente fastidiado como para pensar que el día no podía empeorar, lo que había delegado en su asistente, parecia que había sido "demasiado trabajo" y tendría que hacerlo él, su estilo de vida no era sencillo, entre reuniones, almuerzos y horas de revisar material de calidad bastante dudosa, estaba bastante exhausto, pero por suerte algunos prospectos estaban dando frutos, y eso era lo que lo impulsaba finalmente, no por ellos, obviamente, sino por la forma tan veloz con la que engordaba su cuenta bancaria.

Iba en la parte de atrás de su auto con ropa informal y un café de starbucks a medio tomar...¿para qué iba a necesitar un café ahora? con todas las cargas y responsabilidades que tenía en el día, era motivo más que suficiente como para mantenerse despierto.

Llegó a la disquera y tomó el elevador, revisando su teléfono, como siempre, estaba bombardeado de llamadas de otros representantes, artistas y colegas del mundillo musical, no podía atenderlas todas, por lo que su buzón también estaba repleto, en Nueva York aun se hablaba de la espectacular y misteriosa adquisición de la disquera, sin embargo, eso a él no lo inquietaba en lo absoluto.

Al llegar al segundo piso, fue hasta su oficina, no sin antes dedicarle una mirada fulminante a su secretaria, esa estúpida inservible, lo fastidiaba sobremanera, en cualquier momento él la echaría, muchas veces decía que hasta un mono trabajaría mejor que ella, pero fue lo que notó a continuación lo que lo sacó de sus pensamientos, ya que la puerta no estaba completamente cerrada, si bien no era necesario dejarla con cerrojo, no se encontraba en la misma posición que él la había dejado.

Arqueó la ceja y abrió la puerta, sin darle mucha importancia, para luego finalmente entrar y observar como su sillón estaba siendo "invadido" por un pequeño fantasma de su pasado, alguien que había sido nada más que una aventura para él, pero que sin embargo sabía cuales eran sus trapos sucios, se quedó de piedra, estático, un poco más y soltaba completamente su café.

¿Qué haces aqui...?

Desde la comodidad del sillón del chico observó toda la oficina. Habían varios premios, grabados, cuadros con saludos de artistas famosos como Madonna, MJ, Eminem, entre otros, colgando desde las paredes. Eran tantos que Rosalie pensó que tal vez se podrían haber visto desordenados de no haber sido por alguien que gentilmente los acomodó de la manera correcta. Era casi armónico....quizás más tarde publicaría algo relacionado con ello. Steve estaba convirtiéndose en la verdadera estrella detrás de la disquera.

Un ruido en la puerta la sacó abruptamente de sus pensamiento y observó la perfecta figura del hombre-disco pasmado bajo el umbral. Sostenía un café, o casi lo sostenía porque daba la impresión de que en cualquier momento se le caería. Esa era exactamente la reacción que estaba esperando. Rivales, solo sexo, lo que sea...Rosie podía decir que lo conocía un poco. Sonrió de manera maliciosa, y no esperó ni siquiera un momento para soltar un comentario ácido, al mismo tiempo que su I-Phone le avisaba que un nuevo e-mail le había llegado, soltando un trozo de una canción pop de moda. Observó su Louis Vuitton con un gesto de enfado por un momento, para luego volver la vista hasta el chico que seguía petrificado en la puerta, alzando una ceja.

-- Te has lavado la cara hoy? Traes un aspecto horrible. Si yo hubiera sido tú no habría salido a la calle hoy...espantas a todos los clientes!

Le dijo haciendo notar de manera exagerada que estaba ignorando su reacción. Se quedó sentada en el sillón, con los brazos sobre el escritorio, con las manos entrelazadas.

La primera reacción de Steve después de aquel molestoso comentario fue quitarse los lentes que portaba y luego dejar el café en una pequeña mesita...¿Qué rayos? todavía no podía creerlo, Rosalie siempre fue una periodista bastante agil, bastante certera cuando se trataba de conseguir lo que quería, y no había dudas que si usaba sus armas bien, él le podría incluso decir cuanto costaron los muebles que estaban en el pasillo del primer piso.

Por eso el asombro, la extrañeza, y por qué no decirlo, la molestia, el hecho de que ella estuviera de nuevo en el mapa era un problema bastante incómodo de resolver para él, enseguida sonrió irónico, el día si empeoró, vaya de qué forma.

Observó su mirada, ella había notado cómo había actuado al verla, obviamente ese era el objetivo detrás de aquella invasión, Steve debía hacer todo para evitar demostrar su disconformidad, pero...¿cómo? pues, obviamente, optando por su mascara de cinismo, la misma que lo llevó hasta donde estaba.

Que sorpresa...pensé que estabas en Europa disfrutando de tu año sabático...

Sonrió irónico, según lo que pudo averiguar...el precio por silenciarla era bastante alto, por lo que no debía jugar con ella.

¿Qué buscas aquí? ¿Quieres otro momento mágico? Porque no creo que vengas por un CD...y si es así, ya sabes el procedimiento...dejale un demo a mi secretaria y te llamaré...pero estoy demasiado ocupado como para atenderte ahora.

Rosalie observó cada movimiento, cada gesto. Steve no aprendía que los gestos de las personas eran como una composición sobre una partitura: es tan fácil escribirla y leerla, pero no todos saben hacerlo. Por supuesto que ella sabía hacerlo muy bien, aquí vamos con los pasos:

Se quitó los lentes y dejó su café sobre la mesita, obviamente quería borrar la primera imagen y ahora darle una de mayor confianza en sí mismo. Rosie no quizo dar malas noticias pero eso no iba a pasar. La siguiente sonrisa irónica era para sí mismo, no había estado observándola por lo que se demoró un segundo en sacar la segunda conclusión: él pensaba que era una mala señal para su día el que ella estuviera allí. Pronto él notaría que no.

-- Gracias por admitir que es una sorpresa, pero lo segundo me insulta! Sabes que nunca dejo de trabajar, hombre-disco.

Se acomdó en el sillón hacia atrás sin tragarse ni una sola palabra de lo que él le había dicho, como era de esperarse. Rosalie pensó que ni siquiera a él se le debió haber pasado por la mente que ella le creería algo como eso...Bueno, ahora sonreía nuevamente irónico, esta vez era por ella. Le devolvió la sonrisa irónica mientras escuchaba que él deseaba interrumpir este corto encuentro porque se encontraba "muy" ocupado.

-- Me ves cara de ser músico mediocre el cual necesita dejar su demo con la secretaria del hombre más ocupado de la farándula Neoyorquina? - le dijo con asco en sus palabras y en su rostro.- Si es así... -imitó con fastidio el tono de Steve- Entérate que no lo necesito. Espera acabo de recordar algo...¿Quién te lanzó a la fama? AH! SI! Creo que mi "Pseudo Blogcito" comenzó comentando tus primeros pasos...mejor pásate tú por mi oficina a dejar tu currículum y luego te llamamos...ok?

Se había ido avalanzando un poco hacia adelante mientras decía esto, pero al terminar volvió a acomodarse nuevamente en el sillón, hacia atrás, cruzándose de brazos y piernas. Observó el cuadro de MJ en el que estaba su firma y saludos a Steve Richardson colgando desde la muralla de su costado izquierdo.

-- Ese debe valer más que tu disquera, no? -Suspiró y su voz se aplacó un tanto. No venía a discutir- Venía a dar señales de vida, no soy tan maleducada como para no venir a saludar a los enemigos después de tanto tiempo.

Aquel recuerdo de ella escribiendo sobre un insipido rapero que se abría paso entre los artistas más sonados a base de criticas intensas, rap fuerte, y comentarios implacables le vinieron a la mente enseguida, ahora era un hombre de negocios, ahora no le importaba que ella escribiera sobre su vida, muy al contrario, mientras menos estuviera en uno de esos tabloides sensacionalistas era lo mejor para su carrera, generalmente esos periodistas averiguan demasiado, más de lo que les conviene, y cuando se tiene una relación "extraña" con alguien de ese medio, era mejor ir con pies de plomo.

El se cruzó de brazos, visiblemente molesto, evidentemente, que le recordara aquello con ese tono de burla lo fastidiaba, suspiró, aun tenía en su sangre las rimas, los ritmos y el vocabulario fluido como para hacerla desistir de su teatro, más sin embargo ahora era un hombre de negocios y todo aquello debía quedar simplemente en un segundo plano, ella dijo que simplemente venía a saludar, por eso obvió el comentario del cuadro, suspiró y se recargó en la pared.

Estoy bien...¿sabes? estoy acostumbrado a que gente que no veía hace siglos irrumpa en mi oficina, se siente en mi sillón y me hable con toda la actitud chulesca del mundo...al parecer no has cambiado nada y sigues creyendo que eres la reina de todo lo que te rodea...y no es así, por lo menos no en mi caso...tengo una disquera y soy un hombre importante, como tú misma lo dijiste...y aunque tú no lo creas...esta vez lo que escribas en un blog de dudosa reputación no va a afectarme...

La miró fijamente, para luego darle un vistazo rápido a su cuerpo, volvió a subir la mirada a sus ojos y se agachó, para ponerse a su altura.

¿Viniste a decir hola...? Hola...

Susurró, cuando una llamada de su asistente amenazaba con interrumpir...

Quizás hubiese alzado una ceja si las palabras de Steve la insultaran, muy por el contrario: la halagaban producto del trabajo que ella misma ha hecho con él. Si el chico volviera a escuchar las palabras que había dicho se daría cuenta del porqué. Por esto sonrió complacida de todo lo que él dijo sobre ella y lo observó con detención. Como si de un flashback se tratara recordó la última vez que había tenido sexo con el hombre que la estaba examinando de pies a cabeza y luego se agachaba para poder estar a su altura. Observó sus ojos que le recordaban el cielo y percibió su perfume suave pero casi afrodisíaco. Su voz en un susurro casi la mató...

-- Te gustaría algo más que decirme un simple hola... -pasó una mano por su cabello un poco desordenado debido al viento que había afuera- ... lo sé. Y también sé que quieres memorar el día anterior a que haya desaparecido, a que no es verdad? Pero te paso un dato? -el teléfono comenzó a sonar. Rosalie acercó su rostro a él mucho más de lo que hubiera deseado, casi podía sentir el sabor de sus labios.- Debes contestar...

El rostro de Rosalie quedó a escasos centímetros del rostro del hombre-disco, del chico más guapo que pisaba el mundillo musical.

Steve la miró fijamente, era algo realmente extraño, ya que si bien nunca se sintió propiamente usado por ella, nunca le habia gustado el hecho de que habían tenido sexo y se había largado, sin más, fue maravilloso, placentero, espectacular, pero ella lo había dejado bastante fastidiado aquella noche, por lo que no entendía que estaba pasando, cual era el fin de Rosalie al estar así, ahí, provocandolo de esa manera.

Ella decía con aires de soberbia que a Steve le gustaría más que un simple hola, arqueó la ceja escuchandola...¿era eso cierto? probablemente sí, pero una cosa es que se lo imagine ella y otra que él se lo anuncie a bombo y platillo, se mordió el labio de manera inconsciente mientras la escuchaba, una voz suave, melodiosa y atrapante..."debes contestar".

¿Contestar...? ¿Qué? Steve dio una mirada al teléfono, maldito inoportuno, suspiró y logró tomarlo, no sin antes incorporarse levemente.

¿¡Qué!? No, no quiero saber...muevela, cancelala...da igual...estoy en una reunión importante

Dijo colgando enseguida, sin darle tiempo a su asistente de explicar nada, ese tiempo ganado estaba bien, necesitaba recuperar compostura.

Si...sientete halagada...eres una "reunión importante", y solo por eso no llamo a seguridad...así que...dime...¿Cual es el dato? ¿tienes novio?

Él se había sumido en las palabras de Rosalie, ella lo notó. Rosalie estaba embobada con los labios y el perfume de Steve, ella no tenía claro si él lo sabía. Cuando contestó el teléfono le quedó mirando, tratando de averiguar qué pasaría ahora, no era muy difícil de adivinar pero aún así no podía creer que realmente fuera a pasar.

Al escuchar la corta conversación de Steve con su secretaria no pudo creer que hace dos segundos él quería que Rosalie saliera pitando de su oficina y ahora no quería que nadie le molestase por estar en una "reunión importante".

-- Gracias por el cumplido, y estoy segura que los de seguridad serían incluso más gentiles que tú. -Le sonrió de manera cínica y se levantó de la silla caminando hasta el otro lado de la habitación, solo para poder respirar un poco de aire fresco y no sentirse aprisionada por él, que casi le daba de respirar el mismo aire que él respiraba y eso no estaba bien...para ninguno de los dos.- El dato no es que no tengo novio....el dato es que tú serás mi novio.

Volteó a verlo con gesto de satisfacción, puso sus manos en sus caderas y observó la reacción del chico alzando levemente una ceja sin quitarle los ojos de encima.

Steve sonrió mientras se servía un trago, lo necesitaba...demasiadas emociones fuertes en tan poco tiempo, escuchó su cinismo tan sutil y eso fue lo primero que le vino a la mente hacer, sin razón alguna, Rosalie no habia cambiado absolutamente nada y eso era un punto a favor, ya que al menos sabía qué esperar, sin embargo, lo que escuchó a continuación lo dejó perplejo, "tú serás mi novio"...

Repasaba esas palabras mentalmente, como intentando darle otro significado, dandole la vuelta y pensando que eran más ligeras de lo que sonaron, ella al parecer quería jugar, pero aquella Rosalie que se largó hace tiempo ya sin explicación alguna, lo último que quería era una atadura, él lo supuso al instante, por lo que ni siquiera se molestó en preguntarle absolutamente nada.

Dejó el vaso de lado, era increible como ella tenía el poder para que Steve, un afamado hombre de negocios, dejara todo por ella, sin duda Rosalie tenía conocimiento de esto, sino, no hubiera soltado semejante perla así, tan a la ligera.

¿Así que seré tu novio...?

Sonrió, acercandose a ella, con un aire de incredulidad...¿ella? ¿atandose? Gracioso. Desde el punto de vista meramente estratégico, la unión era impresionante: Un blog que es capaz de elevarte al cielo o de arrojarte a los infiernos con una sola entrada, y la disquera más promocionada de los ultimos días...pero ¿sentimentalmente era viable? no lo podía saber.

El se acercó a ella, nuevamente pegandose a su cuerpo.

Claro...¿Por qué no...?

Steve le soltó un beso tan inesperado como pasional, intenso, metiendo poco a poco su lengua en la boca de ella, buscando la suya con lentitud, cuando amenazaba con salirse de control la situación, él se separó con clase, mordiendole el labio inferior.

No juegues conmigo, Rosalie...no lo hagas...¿me entendiste?

Rosalie observó con detenimiento cuando él se servía algo para beber: incluso verlo con la cara destruída por los trasnoches tomando un trago era sexy. Pensó en lo grosero que estaba siendo al no ofrecerle, pero luego imaginó lo ridículo que se verían ambos tomando del mismo trago, asi que deshechó el pensamiento anterior invadiendo su mente una gratitud fundada en aquello.

No articuló palabra mientras él no lo hacía, Rosalie sabía perfectamente que él estaba pensando en lo que le acababa de decir, dándole vueltas y tratando de creerlo. Por supuesto que no era una broma, era lo más serio que podría haber dicho desde que pisó aquella oficina por primera vez. Él sería de ella y para ella, ese era un objetivo que se cumpliría, sin embargo, aún era demasiado pronto como para decirle el motivo de aquel abrupto futuro giro en la vida de ambos, giro que ya se estaba gestando desde ahora mismo.

Él se acercó y preguntó sobre lo que le había dicho. No había para qué decir que era obvio que sería de esa manera. Él no podía contenerse al besarla, y lo estaba demostrando en un beso lleno de pasión pero a la vez lento, suave, como una balada romántica acompasada y cantada por Brian McKnight. Ella se lo correspondió, alzando sus brazos por el cuello de él suavemente, y jugueteando con la lengua del chico. Las revoluciones de Rosalie pasaron de estar de 10 a 100.

-- ¿Tengo cara de estar jugando? Yo creo que no...Es inevitable y lo sabrás solo respondiendome una pregunta-Le dijo mientras acariciaba su pelo castaño sosteniendole la mirada a centímetros de su rostro.- ¿Has dejado de pensar siquiera un día en la última vez que estuvimos juntos?.

Rosalie sabía la respuesta, mas quiso escucharla salir desde la boca de Steve...o por lo menos de sus ojos. Sabía muy bien el grado de cinismo que podría llegar a tener pero, aunque tuvieran una relación más bien de hostilidad y rivalidades, sabía de la misma manera que él era incapaz de mentirle...por lo menos él en su mente no se mentía, lo que hacía que Rosalie siempre supiera la verdad.

El beso que se dieron fue espectacular, suave, melodioso, pero a su vez cargado de pasión y adrenalina, Steve no quería separarse bajo ningún concepto, sin embargo sabía que si no se controlaba minimamente, podía caer en las redes de Rosalie, ella necesitaba muy poco, casi nada, para entrar en la mente del chico, por lo que esperaba ser un libro cerrado, pero él sabía internamente que no estaba haciendo un buen trabajo, si asi fuera, no hubiera sucumbido ante esos hermosos labios que rogaban un reencuentro.

La miró fijamente, como queriendo creer...ella parecía ir en serio con todo eso de la relación...pero...¿cómo se atrevia? ¿con qué derecho? ella no podía simplemente aparecer después de todo ese tiempo y cambiarle la vida solo por capricho, eso lo molestaba ligeramente, él ya no era un simple rapero que tenía un CD pegajoso en la radio, ahora era mucho más, pero ella al parecer pensaba tenerlo como fuera.

No he dejado de pensar en cómo te largaste...no he dejado de pensar en que ni siquiera te despediste...¿pensabas que iba a atarte con un anillo? me gustas...pero...¿Por qué ahora...?

El la calló enseguida con un dedo en sus labios, no quería escucharlo, simplemente no, por lo que la besó enseguida con más necesidad que antes, esta vez había roce, caricias leves.

Dame todas las respuestas que necesito...solo así sabré si puedo confiar o no...pero luego...ahora te deseo...demasiado...

Las palabras de Steve no mentían: él sentía algo por ella que incluso no lo sabía. Era bastante cómico pensarlo de esa manera porque es sabido que te das cuenta de inmediato de los sentimientos que tienes por alguien, solo basta un empujoncito para ello. Rosalie pensó que ya había más de un empujón para ello, quizás esta vez debía ser al revés.

Que Rosalie le gustara a Steve, o que él o haya dicho de esa manera no significaba nada. Rosalie tambien sentía lo mismo y también lo deseaba. Los labios de él eran como una droga, sus ojos como el cielo, su cuerpo...cada centímetro de él. Se había prometido a si misma que no venía a por ello pero una vez más estaba ahí casi entregada por completo al chico.

-- Piensas en mí...no te daré respuestas, tú solo te has respondido. Y no pensaba en un anillo, no pensaba en nada y si piensas que me fui por tí estás equivocado.

Correspondió el beso con toda la intensidad que pudo ofrecerle al chico. Quizás él quería sexo, pero ella estaba consciente de que nada podría pasar. Sin embargo la pasión la embriagó casi por completo y ella estuvo agradecida de que fuese de esta manera, asi podría detenerse cuando quisiera. Se apegó a él de manera en que sus cuerpos estuvieron rozándose casi delirando por unirse. Rosalie puso sus frías manos en la espalda del chico y la recorrió entera por debajo de la ropa.

-- Echaba de menos tu cuerpo...tus manos... -Le susurró entre besos, con los ojos cerrados.

Rose...

Fue lo único que alcanzó a decirle, ya que estaba bastante deseoso de los besos de la chica, era lo único que lo impulsaba, se pegó a la pared y poco a poco se iba entregando a ella, a sus deseos, a sus caricias suaves pero pasionales, la miró fijamente, luego de detenerse, estaba respirando agitado, la carga de adrenalina que tenía era tremenda, pero necesitaba saber sus motivos, ella le habia dicho que no se había ido por él, entonces...¿por qué? obviamente, en ese estado, era casi imposible preguntarle, tragó saliva, no sabía qué queria hacer y la duda lo invadia fuertemente.

La pegó a la pared suavemente para luego quitarle la blusa, no le importaba nada que no fuera estar con ella en ese momento, luego vendrian las preguntas, los reproches y las explicaciones, pero ese instante lo habia estado deseando desde siempre, se pegó a ella completamente, rozandola con suavidad, le besó el cuello, el pecho, mientras la acariciaba suavemente por encima de su falda, aquellas hermosas piernas eran su debilidad.

¿Por qué lo hiciste...?

Susurró, instintivamente, casi sin quererlo, mientras le comía el cuello con suavidad, Steve estaba volviendo a sentir como se aceleraba su cuerpo ante el contacto de ambos, estaba recordando todo lo que había pasado aquella última noche, quería más, tenía ganas de culminar lo que no pudieron...